Te voy a ser sincero.

Más todavía.

Nunca me ha preocupado el no saber vender.

Al menos no de la forma típica y tópica que enseñan por todos lados.

¿Sabes por qué?

Porque esa manera de vender es la que hace todo el mundo y sin embargo, muy pocos obtienen resultados.

Contradictorio, ¿no?

Esto siempre me ha hecho pensar que había gato encerrado en esto.

Y no lo digo porque esas estrategias de venta no funcionen, claro que funcionan, pero no para todos.

Y yo, que soy de darle vueltas a todo lo que no me cuadra, me puse a pensar por qué pasaba eso.

Hasta aquí ya has descubierto dos cosas de mí que no todo el mundo sabe, que no me preocupaba no saber vender y que me puse a pensar.

Sí, quizá por eso escuchabas las campanas sonando aquel día.

Es cierto, no me gusta pensar, soy más de seguir mi intuición y te aseguro que me da buen resultado esta táctica.

Y esto es algo que aprendí de pequeño.

Recuerdo el día en que estaban mis primos mareando a mi abuelo: “Dame un euro, dame un euro, dame un euro…”

Ellos pensaban que esa táctica de presión les iba a dar resultado porque mi abuelo cedería y verían ese euro en sus manos.

Sin embargo, el resultado fue el contrario. No solo no les dio el euro, sino que se enfadó, y mucho, porque no le dejaban ver el “concurso ese del rosco” que tanto le gustaba.

Mientras aquel pollo se formaba en mi casa, yo estaba a un lado, observando, sin reclamar mi parte del botín como estaban haciendo los piratas de mis primos porque era lo que me decía mi intuición que hiciera.

Hasta que llegó mi momento…

Me di cuenta de que lo que mi abuelo quería era que lo dejaran en paz mientras veía el concurso.

Solo media hora de paz, tranquilidad y silencio para escuchar al “chico ese que habla tan rápido para hacer las preguntas”.

Eso es justo lo que hice, salirme del ruido y destacar del resto.

Y en cuanto el concurso terminó y los piratas de mis primos ya se habían dado por vencidos, no sin antes recibir la bronca de mis tíos “por marear al abuelo”, llegó mi momento.

Había silencio, tenía toda la atención de mi abuelo y sabía que a él le gustaba ir a la cocina a picar algo antes de la cena.

¿Qué hice?

Acercarle las zapatillas de ir por casa para que se levantara del sillón.

¿Resultado?

Eurazo para mi bolsillo.

¿Por qué te cuento esto?

Para que te des cuenta de que vender de manera diferente a la gran mayoría es mucho más efectivo.

Porque no estás dentro del ruido.

Porque destacas del resto.

Y porque sorprendes a las personas que ya han creado sus propios escudos para defenderse de las tácticas masivas de ventas, pero no están preparadas para que les vendan diferente.

Y eso es lo que hago yo, vender de manera diferente al resto.

Y eso es lo que vas a hacer tú, vender de manera diferente al resto.

Y después vender y vender y vender porque vas a ir por un camino externo al ruido y eso te va a diferenciar en todo aquello que hagas.

¿Y sabes qué más hago diferente al resto?

Compartir mi información más preciada sin pedir a cambio nada más que tu tiempo.

Por eso te invito a que la recibas en mi próxima Masterclass en la que:

·       Te voy a compartir perlitas para que vendas una y otra vez usando una táctica más vieja que el hilo negro, pero que a día de hoy sigue siendo la más efectiva.

·       Te voy a contar cómo salir al mercado con nuevos productos y/o servicios ya validados para asegurarte de que se venden.

·       Conocerás el modo más rápido de diseñar tu estrategia sabiendo en todo momento por dónde llevar a tus clientes para que te compren una y otra vez.

·       Y te diré cómo vender a cascoporro sin necesidad de depender de las Redes Sociales ni otras plataformas que pongan en peligro tu negocio en caso de cataclismo mundial, universal o vete tú a saber…

En resumen, vas a saber destacar del ruido para vender todas las veces que quieras sin depender de nadie más que de ti.

Tal y como hice yo con mi abuelo para ganarme aquel eurazo que me supo a gloria.

Te propongo un trato.

Tú te apuntas a mi Masterclass y yo me comprometo a enseñarte cómo vender una y otra vez sin hacer lo que la gran mayoría.

Ese es el trato.

Te veo dentro o no. Lo que te pida el cuerpo.